S.E. Sr. Mushfiqul Fazal Embajador de Bangladesh en México

Los militares se unen al pueblo durante las protestas en Dhaka, la capital de Bangladesh. Foto: Syed Mahamudur Rahman/Drik
Los militares se unen al pueblo durante las protestas en Dhaka, la capital de Bangladesh. Foto: Syed Mahamudur Rahman/Drik

Entrevista

1.-Bangladesh ha experimentado recientemente (hace solo unos meses) cambios políticos y sociales significativos, lo que ha llevado a importantes repercusiones para su pueblo, particularmente en lo que respecta a las libertades civiles.  Embajador, ¿podría compartir su perspectiva sobre este momento histórico en Bangladesh?

Los acontecimientos del año pasado han sido nada menos que un punto de inflexión en la historia de Bangladesh, un despertar que resonó mucho más allá de nuestras fronteras. El mundo fue testigo de la valentía y la determinación del pueblo de Bangladesh, en particular de los jóvenes, que estuvieron a la vanguardia de un movimiento que exigía justicia, democracia y el fin de un régimen opresivo que había monopolizado el poder durante demasiado tiempo. Estas protestas no fueron solo por políticas específicas; Eran el clamor colectivo de una nación que anhelaba la verdadera libertad, la dignidad y la restauración de los valores democráticos.

A pesar de la brutal represión y los intentos de silenciar la disidencia, la resistencia de la gente prevaleció. Hoy, Bangladesh se encuentra en el umbral de una nueva era, definida por la justicia, la libertad y un compromiso renovado con la democracia. El gobierno interino, bajo el liderazgo del Asesor Principal y Premio Nobel, el profesor Muhammad Yunus, ha establecido una visión audaz: estabilizar el país, fomentar el crecimiento económico inclusivo y garantizar que ningún ciudadano viva bajo la sombra del miedo y la opresión.

Este gobierno no es solo una transición, es una promesa. Una promesa de defender los derechos humanos, empoderar a los más vulnerables y reconstruir nuestras instituciones sobre la base de la justicia y la transparencia. Los líderes al mando traen legados de integridad, servicio y dedicación inquebrantable a la gente.

Bangladesh siempre ha sido una nación de resiliencia y cooperación, y nuestra política exterior seguirá reflejando estos principios. Buscamos lazos diplomáticos sólidos, colaboración internacional y soluciones compartidas a los desafíos globales, desde el cambio climático hasta la equidad económica. Nuestro país está listo para relacionarse con el mundo, no como una nación en crisis, sino como un faro de esperanza, reforma y progreso.

El camino que tenemos por delante es difícil, pero nuestra determinación es inquebrantable. El pueblo de Bangladesh ha reclamado su voz, y ahora, juntos, forjaremos un futuro que encarna el verdadero espíritu de la democracia y la justicia.

2.-Embajador, usted tiene una distinguida carrera periodística, que incluye cargos como el de Director Ejecutivo de Derecho a la Libertad, Editor Ejecutivo de una revista de política exterior con sede en Washington, South Asia Perspectives, editor y corresponsal en la Casa Blanca de Just News BD, donde cubrió las Naciones Unidas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Pentágono. Siempre defensor de la libertad de prensa, se enfrentó al exilio debido a sus informes críticos sobre violaciones de los derechos humanos.

Ahora, como recién nombrado Embajador de Bangladesh en México, ¿cómo planea «traducir» sus más de 2 décadas de experiencia como periodista en su papel como Jefe de la Misión Diplomática de Bangladesh en México?

La lucha por los derechos humanos es una lucha de todos, que trasciende fronteras, posiciones o plataformas. Es una lucha universal que exige un compromiso inquebrantable. En mi caso, he luchado desde las trincheras del periodismo, exponiendo la verdad, amplificando voces y trabajando junto a organizaciones internacionales. Este viaje me ha colocado en el centro de ámbitos fundamentales de toma de decisiones, incluida la sala de prensa de la Casa Blanca.

A pesar de no tener una carrera en el servicio exterior de Bangladesh, mi compromiso temprano y continuo con entidades internacionales me ha otorgado una visión de primera mano de las necesidades y aspiraciones de las naciones, así como de las expectativas depositadas en mí. Entiendo el pulso de la diplomacia global y las oportunidades de colaboración que se avecinan.

El periodismo y la diplomacia son fuerzas complementarias. Ambos exigen un compromiso inquebrantable con la verdad, el diálogo y el compromiso internacional. La experiencia en uno fortalece el impacto del otro, y creo firmemente que mi trabajo como periodista y defensor de los derechos humanos me ha preparado para servir a Bangladesh en el ámbito internacional.

Estar cerca de las personas es esencial, no solo para informar sobre sus realidades, sino también para dar forma a las políticas y fomentar la cooperación internacional. La transformación política en Bangladesh el año pasado no fue sólo una renovación de la gobernanza; Fue un llamado a una redefinición completa de cómo se percibe a nuestra nación a nivel mundial. El mundo debe reconocer que Bangladesh no solo está evolucionando, sino que está listo para liderar. La resiliencia y la determinación de su pueblo han forjado una nación más fuerte y con más visión de futuro.

Mi misión es clara: elevar la presencia de Bangladesh en el escenario mundial y consolidar su asociación con México. Bangladesh está dispuesto, no solo a participar, sino también a liderar, colaborar y construir lazos duraderos que impulsen el crecimiento, la innovación y la prosperidad mutua.

3. Este año México y Bangladesh celebran 50 años de relaciones diplomáticas. ¿Cómo describiría estas 5 décadas de relaciones bilaterales y cuáles destacaría como momentos clave? Además, ¿podría detallar nuestras relaciones económicas y comerciales, incluido el estado actual de nuestra balanza comercial (cifras)?

México y Bangladesh comparten una historia de resiliencia, lucha y triunfo. Los lazos profundamente arraigados entre nuestros pueblos se derivan de viajes paralelos: ambas naciones han navegado por caminos complejos para dar forma a sus identidades, asegurar la soberanía y afirmar su independencia. En el mundo actual, que evoluciona rápidamente, marcado por la digitalización y la inteligencia artificial, debemos trascender las distancias geográficas y forjar un terreno común que beneficie a ambas partes.

Bangladesh, estratégicamente ubicado en el sudeste asiático, comparte fronteras con una potencia económica, al igual que México lo hace en su región. A lo largo de los años, ambas naciones han aprovechado la diplomacia y los recursos geoestratégicos para navegar estas relaciones. Ahora, más que nunca, es imperativo que Bangladesh establezca alianzas duraderas y estratégicas con países como México, naciones con un inmenso potencial que puede impulsar la cooperación económica y el crecimiento mutuo. México, rico en recursos y posibilidades ilimitadas, se erige como un socio clave, mientras que Bangladesh, una fuerza en ascenso en las cadenas de suministro y producción globales, ofrece contribuciones invaluables en el orden mundial multipolar emergente.

Las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países se establecieron formalmente el 8 de julio de 1975, cuatro años después de que Bangladesh se independizara de Pakistán. Inicialmente, nuestra participación se realizó en gran medida en el marco de las Naciones Unidas. Un hito significativo ocurrió cuando el Presidente Abdus Sattar se reunió con su homólogo mexicano, José López Portillo, durante la Cumbre Norte-Sur en Cancún. El establecimiento de la Embajada de Bangladesh en la Ciudad de México en 2012 consolidó nuestro compromiso con una cooperación bilateral más profunda. Desde entonces, las delegaciones diplomáticas han seguido fomentando el compromiso, y el Grupo de Amistad entre Bangladesh y México ha desempeñado un papel crucial en la mejora de la colaboración. Los intercambios de alto nivel, incluidas las visitas de senadores mexicanos, han fortalecido aún más nuestra asociación.

Al celebrar este año los 50 años de relaciones diplomáticas, aprovechamos este momento no solo para reflexionar sobre nuestra historia compartida, sino también para impulsar nuestra asociación. Este aniversario sirve como una plataforma fundamental para renovar nuestro compromiso con la colaboración, el crecimiento económico y la cooperación internacional. El futuro de las relaciones entre Bangladesh y México está lleno de promesas, y juntos construiremos una alianza más fuerte y dinámica.

El embajdor de Bangladesh, Excmo. Sr. Mushfiqul Fazal presentó sus cartas credenciales a la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum.
El embajdor de Bangladesh, Excmo. Sr. Mushfiqul Fazal presentó sus cartas credenciales a la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum.

Algo de este cuento fue embellecido por el poeta, pero fue el primer hecho en la historia de nuestros países: la frontera común que tuvimos en California entre 1808 y 1842, que ahora no son tierras de Rusia ni de México. Sin embrago, la Fortaleza Rusa (Fort Ross), fundada en 1812 en la bahía de la Bodega a unas cien millas al norte de San Francisco, hasta hoy día se mantiene como un monumento de los incipientes lazos comerciales ruso-mexicanos.

Efectivamente el comercio era la vertiente principal de las relaciones entre ambas naciones durante la mayor parte del siglo XIX, dado que el gobierno zarista se mostraba reacio a reconocer diplomáticamente al joven país latinoamericano. No obstante, unos decenios más tarde, en 1924, era México el primer país en América Latina que reconoció y estableció relaciones diplomáticas con la joven Unión Soviética que pasó a ser la heredera del Imperio Ruso. Desde entonces la Ciudad de México y Moscú establecen un intercambio multifacético más activo. 

En el siglo XX la relación bilateral se enriqueció con un fuerte componente cultural y humanitario. El poeta revolucionario Vladimir Mayakovski era amigo de Diego Rivera (cuya primera mujer, Angelina Belova, era rusa), visitó México en 1925 y le dedicó al país azteca unos versos muy profundos inspirados en la grandeza de la historia mexicana. Alejandra Kolontai era la primera mujer en el mundo en ser ministra, luego fue la primera en ser embajadora y lo fue en México. El gran director de cine Sergei Eisenstein estuvo en México en 1932, conoció a David Alfaro Siqueiros y filmó la cinta “Que viva México”, mientras que el compositor Isaac Dunaevski quien lo acompañaba en el viaje compuso la “Marcha de jóvenes alegres” inspirada en la “Adelita”. En 1938 el propio Rivera y su esposa Frida Kahlo albergaron en su casa al exilado León Trotsky, uno de los artífices de la revolución rusa, misma que quedó plasmada en la obra maestra riveriana “El hombre controlador del Universo”. México también se convirtió en la nueva casa para el pintor ruso-mexicano Vladimir Kibalchich, conocido simplemente como Vlady, cuyos murales, por ejemplo, embellecen la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada y cuyo centenario celebramos en 2020. Al mismo tiempo el científico ruso Yuri Knórozov, sin salir de su despacho en Leningrado, descifró la antigua escritura maya por lo que fue condecorado con la orden del Águila Azteca. En los años 1960 en París el escultor mexicano Víctor Manuel Contreras conoció al príncipe Félix Yusupov, uno de los aristócratas más poderosos del Imperio Ruso quien después de la revolución se exilió en Francia, y se hizo su íntimo amigo e hijo espiritual para heredar y conservar en Cuernavaca algunos secretos y memorias de la noble familia rusa. También fue él quien, por la última voluntad de Tamara de Limpica  –pintora de origen polaco que nació y vivió en San Petersburgo, pero al final de su vida se mudó a México¬– esparció sus cenizas sobre Popocatépetl. Por fin, en 1977 estuvo en el “país azteca”, pero en su parte maya, la península de Yucatán y la isla de Cozumel, el cantautor soviético Vladimir Vysotsky y dio un concierto para la televisión mexicana.

Quizá por ser el primer contacto nuestro de amor, ensanchado por muchas otras historias, conservamos hasta hoy día esta simpatía mutua entre nuestros pueblos. Entre otras cosas, se plasma en que al menos dos veces, al inicio y al final del siglo XX, muchos rusos optaron México como su segunda patria. La primera oleada de migrantes comprendía a los molocanes, representantes de una secta religiosa que se asentaron en Baja California para producir vino, y la segunda, después de la desintegración de la URSS, que integra sobre todo a profesionistas, científicos y artistas que son nuestros contemporáneos. No son pocos: la cifra roza casi 20 mil personas. 

Los lazos entre ambos países también se caracterizan por una insoluble amistad de muchos decenios. Siempre eran buenas, fructíferas y autosuficientes. Es decir, preservan una dinámica positiva con independencia de quien esté en el poder y no hacemos amistades contra terceros, sino para aprovechar la sinergia y beneficio mutuo que se produce en el proceso. Como decimos en la Embajada, nuestra misión aquí no es erigir muros, sino tender puentes. 

Y la verdad es que compartimos más de lo que uno puede pensar. Aparte de casi coincidir en ser objeto de la invasión británico-francesa en la segunda mitad del siglo XIX (en el caso ruso era Crimea), Rusia y México eran los primeros países en tener las revoluciones sociales más importantes en el inicio del siglo XX (los rusos empezamos la nuestra en 1917, mientras que ese año los mexicanos terminan la suya), luego tuvimos casi siete décadas de un sistema unipartidista, en los años 1990 de nuevo coincidimos, esta vez para reconstruir la democracia e incorporarse en los grandes mercados internacionales (el TLCAN en el caso de México). Para Rusia ese último periodo no era muy fácil. Solo con la llegada al poder del presidente Vladimir Pútin logramos dejar atrás la pobreza masiva y violencia inusitada que estaban azotando el país y su desarrollo. Ahora son retos que enfrenta México. Dada esa cercanía de las condiciones históricas y similitud psicológica de los rusos y mexicanos, estamos dispuestos a seguir adelante intercambiando las ideas, experiencias y visiones por el bien de nuestros pueblos y Estados.

Actualmente México es el 2º socio comercial de Rusia en América Latina. El comercio va creciendo y en 2019 constituyó casi 2.6 mil millones de dólares. Aunque esta cifra no corresponde al potencial que tienen nuestras economías. Ahora se plantea celebrar la Comisión Mixta para la cooperación económica y comercial que no se ha celebrado desde 2011. Ésta debe dar un impulso adicional al desarrollo de nuestro intercambio comercial.

Mantenemos un diálogo político confidente. Nuestras posturas sobre las principales materias de la agenda global a menudo coinciden, por eso cooperamos estrechamente en los foros internacionales como la ONU, el Foro Económico Asia-Pacífico y el G20.

También hay un intercambio cultural bastante intenso. México recibió en los últimos años dos grandes exposiciones – de la vanguardia rusa y de Wassiliy Kandinsky, ambas en Bellas Artes. Visita México el gran director de orquestra Valeri Gerguiev. En Rusia se exponen cuadros de Frida y Diego y las larguísimas filas demuestran el éxito del arte mexicano en nuestro país. Más de 40 mil mexicanos que visitaron Rusia por el mundial de futbol de 2018 pudieron sentir la hospitalidad de los rusos y podrá hacerlo más gente cuando Rusia y México firmen el acuerdo de supresión de visas.

Un estudiante de la Universidad de Dhaka durante las protestas en Bangladesh. Foto: Parvez Ahmad Rony/Drik
Un estudiante de la Universidad de Dhaka durante las protestas en Bangladesh. Foto: Parvez Ahmad Rony/Drik
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