El embajador Elchin Amirbayov presentó en el Instituto Matias Romero, su ponencia ante estudiantes, miembros del cuerpo diplomático y distinguidos invitados en el Instituto Matías Romero y la asistencia del Excmo. Sr. Mammad Talibov, embajador de Azerbaiyán en México. Su intervención se estructuró en tres temas principales: las relaciones bilaterales entre México y Azerbaiyán; los efectos de las transformaciones geopolíticas en el Cáucaso del Sur; y el proceso de negociaciones con Armenia para alcanzar un tratado de paz.
Relaciones bilaterales con México
Recordó a la audiencia que este año conmemoramos 33 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Azerbaiyán y México.
“En 2006 abrimos nuestra embajada en este país, y en 2014 México hizo lo propio en Bakú. A pesar de la distancia geográfica, hemos desarrollado un diálogo político fluido y constructivo, basado en coincidencias en temas internacionales. Desde mi experiencia en foros como Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra, puedo afirmar que nuestras delegaciones siempre han mantenido una relación cercana, compartiendo el respeto al derecho internacional y a las normas que rigen las relaciones entre Estados”.
Mencionó también que en el ámbito multilateral y parlamentario nuestros lazos han sido sólidos. Esto refleja el valor que Azerbaiyán otorga a su relación con México y el deseo de fortalecerla, particularmente a través de la diplomacia parlamentaria y los grupos de amistad que se mantienen activos.
En cuanto a la cooperación académica, informó sobre la existencia de un Memorando de Entendimiento entre el Instituto Matías Romero y la Academia de Diplomáticos de Azerbaiyán. Este acuerdo, dijo, nos permitirá estrechar vínculos mediante el intercambio de profesores y estudiantes, acercando aún más a nuestras sociedades.
En el plano económico, afirmó que el intercambio comercial asciende a 239 millones de dólares. No obstante, dijo que el potencial es mucho mayor. “Tenemos que identificar áreas de interés para fortalecer el comercio”. Las áreas tradicionales de colaboración como la energía —donde tenemos una historia consolidada en la producción y exportación de hidrocarburos— siguen siendo prioritarias, pero tambien las energías renovables, la agricultura, la cooperación científica, el deporte y el turismo.
Una de las razones de su visita a México fue precisamente manifestar la voluntad de Azerbaiyán de explorar nuevas oportunidades. “Creo que el nivel de mis reuniones muestra el mismo interés por parte de México”. En ese sentido, expresó su esperanza de que pronto se pueda “firmar algo tangible” entre ambos países.
Transformaciones geopolíticas
en el Cáucaso del Sur
Recalcó que estamos presenciando el surgimiento de un nuevo orden mundial, que ha transformado alianzas tradicionales y dado lugar a nuevas configuraciones, lamentablemente acompañadas de conflictos y tensiones. “Nuestra región enfrenta tanto desafíos como oportunidades”. Mencionó los riesgos asociados a la competencia geopolítica y la necesidad de abrirse a nuevos mercados energéticos, en un contexto donde la ubicación estratégica del Cáucaso del Sur —en el cruce de 2 continentes— y su riqueza en recursos ofrecen perspectivas de estabilidad y crecimiento.
La segunda guerra de Karabaj, que duró 44 días y concluyó en noviembre de 2020, no solo significó la reintegración del territorio azerbaiyano, sino que también creó una nueva realidad geopolítica. “Esto ha permitido asumir un papel más destacado en la definición de la seguridad y estabilidad regional”.
Destacó que Azerbaiyán siempre ha sido orgulloso de su autonomía estratégica, de su papel como proveedor energético y de su función de conectividad entre Este y Oeste, Norte y el Sur global. “Este posicionamiento nos abre un abanico de oportunidades. Creo firmemente que en los últimos años Azerbaiyán ha emergido como un actor clave en Eurasia, con creciente influencia política, económica y diplomática. Somos considerados un país activo y factor de estabilidad en la región”.
Subrayó que la política exterior de Azerbaiyán se ha definido por un enfoque multivectorial, de equilibrio y acercamiento. En un contexto internacional cada vez más complejo, “seguimos comprometidos con la preservación de nuestra soberanía, sin alinearnos con ninguna gran potencia, pero manteniendo relaciones estratégicas basadas en intereses comunes”.
Asimismo, recalcó la importancia de fortalecer sus vínculos con los vecinos: “al norte con Rusia, al sur con Irán, al oeste con Türkiye —nuestro aliado y país hermano—, con Georgia, Armenia, y con las regiones del mar Caspio y el mar Negro que nos conectan con Asia Central. “En el marco del grupo de países túrquicos, impulsamos una mayor integración y lideramos, durante cuatro años, un nuevo alineamiento que busca revitalizar instituciones multilaterales que agrupan a más de 120 naciones, especialmente del sur global. Asimismo, celebramos el ingreso de Azerbaiyán a la Organización para la Cooperación Económica D8 a finales de 2024”.
Su política de no alineamiento con los grandes bloques de poder, y su resiliencia para mantener una política exterior independiente, aseguró “nos convierten en un socio confiable, predecible y creíble. Somos, además, un interlocutor accesible entre regiones, a menudo emergiendo como un corredor de poder. Esta vocación de construir consensos nos permitió ser seleccionados como anfitriones de la COP 29, llevada a cabo en Bakú, donde facilitamos acuerdos de relevancia histórica mediante la creación de puentes y la mediación entre los principales actores globales”.
Afirmó con orgullo que Azerbaiyán es una sociedad vibrante y multicultural, donde distintas etnias y religiones conviven en armonía. “Esto nos ha convertido en una nación tolerante y pacífica”.
Para comprender cómo todo esto afecta al Cáucaso del Sur, dijo, es necesario seguir de cerca la agenda de Azerbaiyán, guiada por la necesidad de estabilidad y por la atención constante a los cambios regionales. Es precisamente esta, la visión que guía sus acciones.
Negociaciones con Armenia y perspectivas de paz
En el tercer eje de su intervención, se refirió a la etapa posterior a la segunda guerra de Karabaj. Azerbaiyán ha recuperado el 20% de su territorio y, desde 2020, ha impulsado activamente negociaciones de paz con Armenia. “La justicia fue restablecida”, declaró, y “hoy Azerbaiyán controla la totalidad de su territorio, proponiendo una política de convivencia pacífica”.
Dijo que ambas naciones se encuentran más cerca que nunca de lograr una paz duradera. Ambos países han revisado el borrador del tratado de paz, elaborado por Azerbaiyán. Sin embargo, afirmó, para concretarlo, “es necesario eliminar dos obstáculos”. Primero, “una cierta incompatibilidad”, señaló, refiriéndose a que la constitución armenia aún contiene cláusulas que reclaman territorios azerbaiyanos. “No queremos que surja un conflicto legal entre lo que establece la constitución armenia y el tratado de paz”.
Segundo, consideró indispensable “disolver las instituciones de mediación para la paz”, hoy obsoletas y disfuncionales.
Confió en que, al finalizar este tratado, la región entera se beneficiará de un nuevo entorno. Un elemento clave es el corredor de Zangezur, de 40 kilómetros, ubicado en territorio armenio, que conectaría Azerbaiyán con la región autónoma de Najicheván y a Europa con Asia. Esto mejoraría sustancialmente la conectividad regional y traería una paz estable, duradera e irreversible.
Ese es el objetivo central del tratado de paz: poner fin a décadas de conflicto y abrir nuevas oportunidades para todos los pueblos del Cáucaso del Sur.
