Musaad bin Mohammed Al Aiban, asesor de seguridad nacional de Arabia Saudita, Wang Yi, jefe de la oficina de exteriores del partido comunista chino y Ali Shamkhani, secretario del consejo de seguridad nacional de Irán.
Por Alexandru Otero Tamayo M.
Después de 7 años de ver suspendidas sus relaciones diplomáticas, Arabia Saudita e Irán han dado un paso adelante y han manifestado su deseo de reestablecerlas. Los contactos entre los respectivos ministerios de relaciones exteriores iniciaron a mitad de marzo, y esta noticia que de manera conjunta anunciaron los saudíes y los iranís sorprendieron a más de uno. En este momento histórico para estos dos países que juegan un rol protagónico en el Medio Oriente, hay que destacar el rol mediador y conciliador de China. El gigante asiático quiere traer paz no solo a esta región, pero quiere jugar el mismo papel de conciliador en la guerra ruso-ucraniana.
La reciente visita del presidente de China, Xi Jinping y su reunión con el presidente de Rusia, Vladimir Putin puso en evidencia que China es un actor clave y su intervención sin duda, puede representar el “puente” conciliador.
Con las relaciones sauditas- iraníes en el camino de restablecerse, el contexto en la región se reconfigura y los países del Golfo arábigo toman con agrado esta noticia, pues la tranquilidad y el resolver temas del pasado a través del diálogo es sin duda el camino correcto. Tras restablecer las relaciones, la predisposición tanto de Arabia Saudita como de Irán parece estar en su mejor momento, o al menos esto se percibe en esta etapa inicial.
El componente económico tiene un papel importante, los acuerdos entre ambos países, tal como lo aseguró el ministro de finanzas saudita, Mohammed al Jadaan “podrían darse rápidamente”. Ambas autoridades reconocieron que las relaciones bilaterales, no obstante, deben de configurarse de manera progresiva y sin prisa, y la propuesta es de realizar una reunión presencial durante el mes de Ramadán.
Ambos cancilleres, Faisán bin Farhan Al Saúd, de Arabia Saudita y Hossein Amir Abdullahian de Irán han coincido en este punto y también en la necesidad de conversar sobre otros temas que componen el plan del restablecimiento de sus relaciones diplomáticas.
Recordemos que ambos países están enfrentados en el tema de Yemen. El gobierno de Riad apoyando al que anteriormente era el gobierno reconocido internacionalmente, de Hadi, mientras que Irán está apoyado a los rebeldes chiitas, los hutiés. Con esta negociación saudí- iraní se espera llegue la tan esperada paz a Yemen, un país golpeado por la guerra civil, el hambre y la pobreza extrema, que la ONU la califica como la situación humanitaria más catastrófica después de la segunda Guerra Mundial.
Además, está el tema de Siria, Arabia Saudita fue un firme opositor del gobierno de Bashar Al Asad, sin embargo, autoridades sauditas han informado que se están llevando a cabo conversaciones para “reanudar los servicios consulares con Siria”, es un paso muy significativo.
Todo indica que Siria sería el próximo candidato para Arabia Saudita con el propósito de reestablecer relaciones diplomáticas. Aquí, Irán sería el artífice, pues el gobierno de Teherán siempre ha estado cercano al gobierno de Damasco. Un actor igual de importante es Rusia, que quiere también desempeñar un papel de mediador para facilitar el acercamiento de estos países (Arabia y Siria) y contribuir a una relación pacífica, respetuosa y de conciliación. El presidente Putin ha sido cercano al presidente Al Asad, los dos se han reunido en múltiples ocasiones y Siria tiene en Rusia un gran aliado. Según esta nueva etapa de reconciliaciones, el ajedrez político verá un cambio importante, sin embargo, hay que dar tiempo para que efectivamente los lazos entre los gobiernos de Riad y de Damasco se reanuden. Son varias aristas que componer esta relación, la oposición del gobierno saudita al de Al Ashar y su apoyo a las milicias sirias tanto en Siria como en la frontera, es un tema delicado, que tendrán que revisar y negociar.
La unión de otros países a la causa, en pro de la reconciliación incluye, además de Rusia y China, a Jordania y Omán quienes ven en un escenario de paz en la región el anhelado ambiente para crear las condiciones de progreso y bienestar en la región.
Con estas posibles reestructuraciones políticas queda confirmado el papel de China, como mediador de peso, y de Rusia siendo el artífice para
un reencuentro político sirio-saudita. El Oriente Medio inicia un nuevo capítulo en su vida política y claramente fue Oriente quien ha apoyado, y no Occidente. Los estados Unidos ven con reserva estos nuevos “pasos” en la política exterior saudita, pero la muy anhelada paz en la región sería sin duda el gran ganador.