
Entrevista
Señor Embajador, bienvenido a México. ¿Cuál es el propósito de su visita a nuestro país y cuál ha sido su agenda de trabajo en la Ciudad de México?
Gracias por la oportunidad de dirigirme a la audiencia mexicana. El propósito de mi visita a México radica en el firme deseo de fortalecer y consolidar el diálogo bilateral entre nuestros países. Como es sabido, nuestras naciones establecieron relaciones diplomáticas hace 33 años, y el papel estratégico que México desempeña en esta región del mundo justifica plenamente la voluntad de Azerbaiyán de mantener un diálogo constante y constructivo con su gobierno.
México es para nosotros un socio tradicional en el ámbito de la diplomacia multilateral. Mantenemos una estrecha interacción en el marco de las Naciones Unidas, así como una colaboración activa en diversos foros internacionales. Esta visita busca precisamente elevar el nivel actual de nuestras relaciones bilaterales y explorar, junto con nuestros colegas mexicanos, acciones concretas que permitan profundizar nuestros vínculos, en particular en el ámbito económico y comercial.
Mi presencia en México coincide con un momento histórico en el que el mundo entero atraviesa una transformación significativa. Cada país está reconsiderando sus relaciones exteriores y adaptando sus políticas a un nuevo contexto internacional. En este sentido, compartimos con México una visión común: diversificar nuestras asociaciones y fortalecer vínculos con países que desempeñan un papel clave en sus respectivas zonas geopolíticas, aprovechando las oportunidades que han surgido a raíz de estos cambios.
Durante las reuniones sostenidas en la Secretaría de Relaciones Exteriores y en ambas cámaras del Congreso, hemos constatado una voluntad recíproca de profundizar nuestras relaciones. Existe ya un alto nivel de diálogo político, con una dinámica positiva en el ámbito de la diplomacia parlamentaria y visitas entre grupos de amistad. Asimismo, nuestras embajadas desempeñan un papel activo en la promoción de la diplomacia cultural y en la sensibilización mutua sobre nuestras respectivas realidades.
A nivel social, también percibimos un interés creciente en descubrir los atractivos que ambos países ofrecen. La cultura milenaria de México es ampliamente conocida en Azerbaiyán, y el turismo se perfila como un campo con gran potencial para la cooperación bilateral.
Usted ha mencionado áreas de interés en la relación bilateral. ¿Considera que aún existe potencial por explorar? Además del ámbito económico y comercial ¿qué otros sectores consideran prioritarios y qué acciones específicas propondría para concretar la cooperación?
Además de los sectores mencionados, considero que existen amplias oportunidades de cooperación en los ámbitos de la educación, la ciencia, el deporte, el turismo, la agricultura y la agroindustria. Ambas naciones poseen experiencias valiosas que pueden ser compartidas para beneficio mutuo. La energía es otro sector estratégico, no solo por nuestra condición común de países productores, sino porque el mundo está transitando hacia un modelo energético sostenible.
Azerbaiyán posee un potencial considerable en energías limpias como la solar y la eólica. Nuestra capital Bakú, ubicada a orillas del mar Caspio, disfruta de más de 250 días ventosos al año, además de abundante sol, una similitud notable con México. En este contexto, la cooperación energética puede ser particularmente fructífera.
Recientemente, Azerbaiyán ha presidido la 29ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP29), reflejo de nuestro compromiso con el desarrollo sustentable y la transición hacia energías verdes. Aunque este proceso no es inmediato, es esencial replantear nuestra relación con los recursos naturales. Valoramos el papel constructivo que México ha desempeñado en la preparación de esta cumbre ambiental.
Este evento fue exitoso gracias al consenso global y la voluntad política de los países participantes. Se lograron decisiones históricas, como la relativa al financiamiento climático global —pendiente durante años— y la relativa a las emisiones de carbono. México ha demostrado una atención constante al tema ambiental.
Retomando el tema de la cooperación económica, para que estas buenas intenciones se traduzcan en acciones concretas, es necesario que cada país haga su parte: primero evaluando su posición actual, y luego identificando áreas de cooperación específicas. También es fundamental actualizar el marco legal que rige nuestra relación. Actualmente hay varios documentos legales en revisión, algunos de los cuales abordan aspectos clave como promover las inversiones y evitar la doble tributación, entre otros. Es urgente acelerar este proceso legal y continuar promoviendo el contacto directo mediante visitas de alto nivel.
En este sentido, ¿considera útiles las misiones comerciales bilaterales?
Una vez identificadas las áreas de interés común y los actores clave para llevarlas a la práctica, será oportuno organizar encuentros empresariales “business to business” (B2B) y misiones comerciales en ambos sentidos. Quiero destacar que contamos con un mecanismo institucionalizado de consultas políticas entre las cancillerías de nuestros países, cuya próxima reunión se celebrará en Azerbaiyán. Sería ideal completar estas tareas preliminares antes del dicho encuentro, para maximizar sus resultados.

Como Representante del Presidente de la República de Azerbaiyán en Misiones Especiales, ¿qué mensaje desea transmitir al público mexicano respecto a la situación actual de su país y el proceso de negociación del tratado de paz con Armenia? ¿En qué etapa se encuentran y cree usted que la firma del acuerdo podría lograrse en el corto, mediano o largo plazo?
Mi principal mensaje es uno de paz. Nunca hemos estado tan cerca de lograr un tratado de paz con Armenia. Se trata de un conflicto que lleva más de 30 años, y quiero subrayar que Azerbaiyán está plenamente comprometido con alcanzar una paz duradera e irreversible. Nuestro Presidente, Ilham Aliyev, mantiene una firme voluntad de aprovechar esta ventana de oportunidad histórica.
Desde el final de la guerra patria en noviembre de 2020, hemos logrado avances importantes. Tras 44 días de conflicto, Azerbaiyán recuperó el control de su territorio, y ello transformó la geopolítica de la región. Hoy ya no hay tropas extranjeras en nuestro suelo, lo que ha creado condiciones propicias para el diálogo.
Fuimos nosotros quienes propusimos los cinco principios fundamentales que servirían de base para el tratado de paz. Armenia aceptó estos principios, y durante más de dos años nuestras delegaciones, encabezadas por los respectivos ministros de Relaciones Exteriores, trabajaron en la elaboración del texto. En marzo de este año, anunciamos que el texto definitivo del proyecto estaba acordado.
Sin embargo, aún no estamos en condiciones de proceder con la firma. Para que el tratado tenga carácter duradero, es indispensable que los marcos legislativos y constitucionales de ambos países estén alineados con su contenido. El acuerdo establece que ambas partes se comprometen a respetar mutuamente la integridad territorial y la inviolabilidad de las fronteras, renunciando a todo reclamo territorial presente o futuro. Armenia, aunque dispuesta en términos políticos, enfrenta un obstáculo legal: su Constitución aún contempla la anexión de la región azerbaiyana de Karabaj, lo que resulta incompatible con el tratado.
Estamos explicando a las autoridades armenias que dicha disposición constitucional debe ser modificada para evitar que, en un futuro, un cambio de gobierno reavive el conflicto con base en esa normativa. No podemos permitir que las generaciones futuras se enfrenten nuevamente a una guerra. El derecho internacional ha respaldado a Azerbaiyán: se trataba de nuestro territorio bajo ocupación extranjera.
En segundo lugar, insistimos en que este proceso debe ser liderado exclusivamente por Armenia y Azerbaiyán. Ya no es necesaria la mediación internacional. Por ello, hacemos un llamado a la disolución de estructuras obsoletas, como el Grupo de Minsk y otras plataformas creadas en los años noventa que no lograron resultados tangibles. Desde el 2020, estas instancias han perdido relevancia y, de facto, están inactivas.
Si estos dos obstáculos se resuelven —la reforma constitucional en Armenia y el reforzamiento del liderazgo bilateral del proceso— podremos avanzar hacia la firma del tratado. La pelota está ahora en la cancha del gobierno armenio. La paz duradera e irreversible es posible, pero requiere decisiones valientes y visionarias.
Azerbaiyán espera señales claras de Armenia para avanzar hacia la paz.
Si los armenios no lo hacen en el corto o mediano plazo, ¿qué efectos tendría esto en Azerbaiyán?
Si los armenios no actúan en el corto o mediano plazo, esto generaría ciertas dudas en Azerbaiyán respecto a la honestidad del gobierno armenio en cuanto a su disposición para alcanzar una pronta resolución del conflicto. Nos llevaría a pensar que podrían tener una agenda oculta y que su aparente deseo de paz es solo una estrategia para ganar tiempo.
El cambio en la Constitución armenia nos daría la certeza de que el pueblo de Armenia está en sintonía con su gobierno. Ahora bien, según su marco legal, cualquier modificación constitucional requiere de un referéndum, y la mayoría de los votantes debe aprobar ese cambio. Si el referéndum no prospera, también sería una señal para nosotros de que el pueblo armenio no ha aprendido las lecciones de la historia reciente y que aún mantiene expectativas respecto a retomar sus reclamos sobre nuestros territorios. Esto demostraría que el gobierno no logra convencer a su población sobre la importancia de esta acción para preservar la paz. Cualquier gobierno solo puede ser eficiente si cuenta con el respaldo de su pueblo.
Debemos tener en cuenta que existen tanto voces a favor como contrarias dentro del gobierno armenio. Actualmente, la oposición en Armenia habla abiertamente de revancha, sin ocultarlo. Los medios armenios, controlados por la oposición, califican al actual gobierno como débil, traidor, y lo acusan de vender los intereses nacionales. Esta creciente influencia de los grupos opositores en los medios genera en Azerbaiyán una mayor sensación de amenaza y decepción, porque no podemos saber si esas ideas solo representan a la oposición o a un segmento más amplio de la sociedad. La única forma de “tomar la temperatura” de la opinión pública armenia es mediante un referéndum.
No estamos exigiendo algo extraordinario al gobierno armenio. Solo pedimos que abandonen sus pretensiones sobre nuestras tierras, que se comprometan con la paz, que respeten nuestras fronteras y que podamos convivir como vecinos, beneficiándonos mutuamente de la paz, incrementando las acciones económicas. Estamos dispuestos a abrir las fronteras, establecer relaciones diplomáticas, etc. Sin embargo, el problema es que Armenia se está rearmando de forma significativa. Eso nos genera interrogantes: por un lado, hablan de paz y, por otro, invierten millones de dólares en armas. La pregunta es ¿por qué? Es, como mínimo, un comportamiento ambiguo.
A una escala global somos testigos de conflictos armados y tensiones geopolíticas. ¿Cuál es el papel de Azerbaiyán en la región del Cáucaso Sur y su rol clave en el sector energético, especialmente como conector entre Asia y Europa? ¿Qué consecuencias tendría consolidar a Azerbaiyán como país de estabilidad en la región?
Hemos sufrido mucho como país a raíz del conflicto con Armenia, y, por supuesto, nuestra economía también se vio afectada. Hoy estamos enfocados en la restauración de una paz duradera y estable. Mi mensaje es que Azerbaiyán debe invertir tanto como sea posible en la paz, la estabilidad y la previsibilidad regional. Eso implica normalizar las relaciones con nuestros vecinos y crear vínculos positivos y constructivos, a pesar de nuestras diferencias.
En segundo lugar, precisamente por estar ubicados en una región crítica y en un momento de transformaciones dramáticas y de construcción de un nuevo orden mundial, debemos trabajar de forma aún más comprometida para asegurarnos de que no existan distracciones o conflictos que cuestionen el potencial del Cáucaso Sur.
La posición estratégica de nuestra región como corredor de conectividad entre el Este y el Oeste, así como entre el Norte (el océano Ártico) y el Sur (el océano Índico), exige que todas las naciones abandonen cualquier acción que ponga en riesgo ese potencial. El beneficio de cada país en términos de paz debe estar por encima de políticas destructivas. Azerbaiyán muestra su honestidad al hablar de paz con Armenia, al igual que su compromiso por construir relaciones previsibles con todos sus vecinos.
Hoy recibimos muchas visitas de alto nivel, al igual que realizamos muchas visitas diplomáticas. A lo largo de los años, Azerbaiyán se ha ganado su reputación como socio confiable, sin agendas ocultas, predecible y cuya palabra vale tanto como su firma. Queremos contribuir a la estabilidad y la seguridad regional mediante la prestación de buenos servicios, y esto ya está ocurriendo. Creemos firmemente que el futuro de nuestra región, así como el del mundo, no debe definirse por las confrontaciones. Apostamos por escenarios de beneficio mutuo.
Somos un ejemplo de ello: tenemos excelentes relaciones con China y, al mismo tiempo, excelentes relaciones con Europa. Podemos mejorar y alcanzar un nivel aún más alto en nuestras relaciones con Estados Unidos y con todos nuestros vecinos. Creemos que el fortalecimiento de la resiliencia de los países se basa en relaciones positivas, constructivas y predecibles.
No limitamos nuestras acciones diplomáticas a la región en la que nos encontramos. Queremos tender puentes con países de todo el mundo, incluida América Latina. Por eso queremos ser más visibles y estar más presentes en esta parte del mundo. A veces la distancia representa un obstáculo para entender el verdadero potencial. Establecer un contacto más frecuente nos permite brindar información precisa y actualizada sobre nuestros países, nuestros desafíos y nuestras oportunidades.
Esta es la segunda vez que visito México, y he notado muchas similitudes entre nuestros países. Ambos valoramos profundamente nuestra independencia, ambos hemos luchado arduamente por ella, y compartimos una geografía compleja. Para nosotros, mantenernos unidos es algo muy importante. También compartimos el respeto por el derecho internacional y defendemos el multilateralismo, ya que no creemos en un mundo dominado por una sola potencia.
Hoy estamos siendo testigos de una transformación completa en la región.

Usted mencionó la COP29 que se llevó a cabo en Bakú en noviembre de 2024, así como el Foro Global de marzo de 2025. ¿Cuál es el significado de estos dos eventos para Azerbaiyán como país anfitrión?
La COP29 fue un gran privilegio para nosotros. Ser el país anfitrión de un evento global de esa magnitud nos obligó a procurar las mejores condiciones para los participantes, con el objetivo de facilitar una misión excepcional centrada en encontrar soluciones.
Por un lado, nuestro papel fue limitado porque el éxito de la COP depende del compromiso de todos los países involucrados. Pero, por otro lado, actuamos como puente constructivo y como país que mantiene relaciones cercanas tanto con el Occidente como con el Sur Global. Eso nos permite ejercer una influencia positiva en el curso de los eventos. Estamos muy orgullosos de que durante nuestra presidencia se hayan tomado decisiones históricas e importantes.
Ahora, estamos trabajando estrechamente con Brasil, que ejercerá la próxima presidencia este año. Somos (es decir, Azerbaiyan) parte de la llamada Troika, junto con los Emiratos Arabes Unidos y Brasil. En este momento estamos desarrollando el Mapa Bakú-Belém, con el objetivo de asegurar la continuidad de nuestras acciones. Queremos que el impulso alcanzado en Bakú se conserve y se refuerce. Pero, además de Brasil y Azerbaiyán, toda la comunidad internacional debe comprometerse y actuar con mayor ambición. Ahora es el momento de demostrar que las buenas intenciones y los compromisos expresados en la Declaración de Bakú se transformarían en acciones concretas.
En cuanto al Foro Global, la diferencia es notable. Este evento refleja el compromiso de Azerbaiyán por tender puentes y fomentar el diálogo. Reunimos a representantes de alto nivel de diferentes regiones del mundo, entre ellos expresidentes, jefes de Estado, líderes religiosos, etc. Esta iniciativa forma parte del llamado “Proceso de Bakú”, que establecimos hace más de 15 años. A través de este foro, personas de distintas nacionalidades y religiones se reúnen para crear una plataforma de diálogo, donde pueden intercambiar opiniones, llegar a acuerdos o incluso discrepar, pero siempre de manera civilizada.
Dado que Azerbaiyán se encuentra geográficamente entre Asia y Europa, y entre el Norte y el Sur, se nos considera una plataforma natural para el diálogo, y esto ha demostrado ser muy eficaz. Cada año, la agenda del Foro Global se adapta al contexto geopolítico del momento, y destaco la importancia de prestar atención a opiniones distintas. Los países no solo abordan los desafíos, sino también las soluciones, por eso este foro es tan apreciado, como lo demuestra el alto nivel de participación que recibe. Esta es nuestra contribución al diálogo global.
Azerbaiyán es un país diverso, multicultural, multi religioso y secular. Nuestra Constitución separa al Estado de la religión. En un mundo marcado por las turbulencias y la intolerancia, nos consideramos un modelo de convivencia armoniosa. Más de 50 grupos étnicos conviven en nuestro país, y eso fortalece aún más nuestro compromiso con la paz.
Embajador, ¿desea usted agregar algo más a esta entrevista?
Solo quiero agradecer esa entrevista con MUNDO INTERNACIONAL y desear lo mejor a México, ya que su país también está atravesando procesos importantes, como lo es el Plan México. Nos sentimos profundamente impresionados no solo por sus logros políticos, sino también por su hospitalidad, su compromiso con la justicia y su apego a los valores de independencia y soberanía. Son valores que compartimos, Azerbaiyán y México. Por eso, aquí me siento como en casa.
Muchas gracias, Embajador Amirbayov.