Por Gabriel Moyssen
Afganistán y el mundo post pandemia acaparan los reflectores del G20
La dramática situación de Afganistán tras la salida de las fuerzas estadounidenses y aliadas del país asiático, junto a la recuperación del mundo posterior a la pandemia de Covid-19, acaparan los reflectores de la cumbre del G20 que tendrá lugar el 30 y 31 de octubre en Roma, Italia.
Si bien no es la primera vez en que crisis coyunturales como la de Afganistán se imponen a los planes del encuentro anual de jefes de Estado y de gobierno de las 20 mayores economías mundiales -los “tres pilares interconectados” de esta cita son “la gente, el planeta y la prosperidad”- y así ocurrió, por ejemplo, luego de los ataques terroristas de 2015 en París que empañaron la reunión de Antalya, Turquía, en el camino a Roma existen factores de incertidumbre y reacomodo en la escena global.
El principal, sin duda, es el fin de la ocupación de Afganistán después de 20 años que sella el fracaso del intervencionismo occidental en el orbe islámico -la misión de combate del Pentágono en Irak terminará este 2021, según anunció la Casa Blanca- además de abrir un enorme vacío de poder que pronto podría ser llenado por China en lo económico y por Qatar en lo político.
Pasará mucho tiempo para que en la comunidad internacional se olviden las imágenes del retiro de las fuerzas aliadas en el aeropuerto de Kabul y de los miles de afganos intentando abordar sus aviones ante la victoria del movimiento Talibán, que el presidente George W. Bush se propuso erradicar en 2001 al acusarlo de proteger a Osama bin Laden, autor intelectual de los atentados contra el Centro del Comercio Mundial en Nueva York y el Departamento de Defensa en Washington.
Mientras el Talibán trata de formar un gobierno viable, Mario Draghi, primer ministro italiano, ha insistido en la necesidad de efectuar una cumbre ad hoc del G20 sobre Afganistán previa al encuentro de Roma, que se realizaría tras la Asamblea General de Naciones Unidas del 21 al 30 de septiembre. “Nadie puede asegurar que tenga una estrategia clara en esta etapa… nadie tiene un mapa del camino”, subrayó. El ex titular del Banco Central Europeo enfatizó que la Unión Europea continúa siendo incapaz de manejar las crisis de refugiados ante la oposición de varios de sus miembros, como Austria, donde ya viven 40 mil afganos, a recibir más grupos. En una conferencia ministerial de alto nivel sostenida en Ginebra, António Guterres, secretario general de la ONU, resaltó a su vez que los países donantes comprometieron más de mil millones de dólares en ayuda para Afganistán, pues sus reservas de alimentos amenazaban con agotarse al concluir septiembre.
David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, resumió: 14 millones de personas corren peligro de hambre, al tiempo que 40 por ciento de la cosecha de trigo se perdió, el precio del aceite de cocina se duplicó y cunde el desempleo. “Uno de cada tres afganos está al borde de la hambruna. No saben dónde hallarán su próxima comida”, afirmó.
China y Rusia expresaron su apoyo a la cumbre propuesta por Draghi, cuyo país ejerce la presidencia rotativa del G20, aunque Beijing, que anunció el envío de 31 millones de dólares en alimentos y medicinas, así como de tres millones de vacunas contra el Covid-19, insistió en que “Estados Unidos y sus aliados tienen la mayor obligación de extender la asistencia económica, humanitaria y de subsistencia”, en palabras de Chen Xu, embajador ante los organismos de la ONU en Ginebra.
Estabilización y vacunas
A nadie puede escapar la relevancia estratégica de Afganistán para la Nueva Ruta de la Seda de Beijing en el sur de Asia, el Cáucaso y Oriente Medio, lo mismo que su riqueza mineral. Pero su estabilización y desarrollo no sólo depende de acuerdos políticos y económicos, sino también de frenar la pandemia en el marco regional y global, desafío para el que el G20, a inicios de septiembre, acordó en Roma mejorar la seguridad sanitaria y la confianza en las vacunas, además de enfrentar la resistencia antimicrobiana, es decir, la capacidad de bacterias, virus y parásitos de evitar que los antibióticos puedan eliminarlos.
Se espera que este mes, poco antes de la cumbre en la capital italiana, los ministros de Salud y de Finanzas del G20 se reúnan para consolidar las iniciativas de colaboración que acoten la pandemia y respaldar la recuperación internacional. Para ello, también apoyarán ampliar el acceso a vacunas seguras, accesibles y eficaces junto a terapias y diagnósticos adecuados contra el coronavirus.
Justo en el contexto de la pandemia, medios de información en Hong Kong y Beijing indicaron que el presidente Xi Jinping y su gobierno aún no determinan si el mandatario chino viajará a la cumbre y que es más probable su participación por video, lo que impediría que se entreviste por primera vez en persona con su homólogo estadounidense, Joe Biden, desde que éste asumió en enero.
La permanencia de Xi en Beijing, apuntaron, reflejaría también el deterioro de la relación bilateral desde la tensa reunión en Alaska de los cancilleres Wang Yi y Antony Blinken en marzo, que profundiza la venta de submarinos nucleares de EU a Australia. No obstante, una vez más ante la coyuntura, ambas potencias podrían hallar espacios de cooperación frente a las nuevas pruebas de misiles efectuadas por las dos Coreas, que incrementan el riesgo de una confrontación en la península norasiática.
En el campo europeo, el activismo desplegado por Draghi se vio opacado por las elecciones del 26 de septiembre en Alemania, donde una figura clave para impulsar las acciones del propio G20 y la Unión Europea, Angela Merkel, culminó casi 16 años de gobierno, el periodo más prolongado para un canciller federal alemán.
Si bien no se espera que Berlín se aparte del multilateralismo y la senda de la construcción europea en la etapa post Merkel, el afianzamiento de la nueva administración abre un compás de espera respecto a sus decisiones en temas cruciales como el cambio climático y las noticias ahí no son optimistas.
Previo a la Asamblea General de la ONU, Guterres lanzó una alerta para lograr recortes “inmediatos, rápidos y a gran escala” de las emisiones de gases de invernadero con objeto de evitar desastres como los sufridos este año, desde el huracán Ida en EU y la ola de calor en el noroeste de ese país, hasta las inundaciones en Europa Occidental.
Advirtió que el calentamiento global avanza más rápido de lo pronosticado y que las emisiones de combustibles fósiles crecen tras la pandemia. “Estos cambios son apenas el comienzo de lo peor que vendrá”, insistió Guterres al presentar un informe de seis agencias de la ONU y organizaciones científicas que reafirman el vínculo entre las emisiones a la atmósfera de origen humano y el fenómeno climático.
De no limitar el calentamiento a 1.5 grados en los próximos años, añadió, “las consecuencias serán catastróficas”. Sin embargo, para confirmar sus advertencias de cara a la cumbre ambiental COP26 de la ONU en Glasgow, del 31 de octubre al 12 de noviembre, la industria del carbón vive un auge y se multiplican los precios del mineral, así como las plantas de energía que lo utilizan.
De acuerdo con la Red de Acción Climática, organismo no gubernamental con presencia en 130 naciones, el precio del Carbón Térmico Australiano de referencia ya es casi 300 por ciento más alto que antes de la pandemia, mientras que unas 200 plantas a base de carbón, con vida útil de 40 años, están en construcción o programadas, la tercera parte de ellas en China. Éste es el reto que encara la COP26, una de cuyas metas, eliminar gradualmente el uso de carbón en las economías líderes para 2025, no hizo progresos en la reunión de ministros de Energía y Medio Ambiente del G20 en Nápoles.
La agenda de México
¿Y cuál es la agenda de México en el G20? A reserva de los detalles que se darán a conocer al acercarse la reunión, hasta ahora se ha enfocado en el combate al Covid-19. En mayo, al intervenir en la Cumbre Mundial de Salud del foro, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró su apoyo a la iniciativa para poner a disposición de todas las naciones las patentes de las farmacéuticas que producen las vacunas, una medida que está lejos de cumplirse al igual que, como expuso entonces, la distribución del antígeno a los países más pobres a través del mecanismo Covax.
En julio, asimismo, México respaldó la aplicación de un impuesto mínimo global de al menos 15 por ciento para evitar la evasión fiscal -sobre todo de las grandes empresas de la economía digital- durante el encuentro de ministros de Finanzas y Gobernadores Centrales del G20 en Venecia.