La importancia del Tratado de Libre Comercio Unión Europea-Mercosur

Unión Europea-Mercosur

El Acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, el segundo mayor acuerdo comercial del mundo, después del acuerdo con China y superior al T-MEC, suscrito entre Estados Unidos, Canadá y México, podría concluir después de 25 años de negociaciones.

No se trata solo de eliminar barreras comerciales y no solo se trata del establecimiento de un gran mercado para las exportaciones del bloque Sudamericano y del bloque europeo. Este tratado de libre comercio representa una oportunidad estratégica de integración económica, recordando que después de 20 años, en 2019 se reiniciaron las negociaciones. Para los países miembros del Mercosur este acuerdo representaría entrar a un mercado europeo de bienes y servicios de más de 700 millones de consumidores, con aranceles reducidos.

Sin embargo, aún queda camino por recorrer para que la entrada en vigor de este acuerdo. Con este acuerdo se eliminarían los aranceles para el 92% de las exportaciones del Mercosur, por su parte el bloque Sudamericano eliminaría los aranceles para el 91% de las importaciones del bloque europeo.

Para Mercosur, la Unión europea es el segundo socio comercial después de China y por delante de los Estados Unidos, quien, con la llegada del presidente Trump, es posible que tome medidas más proteccionistas. El bloque europeo es uno de los principales mercados globales que realiza el 14% de compras mundiales de bines y servicios, que representan el 72% de su PIB.

En 2023 el 16,9% del comercio total del Mercosur fue con la Unión Europea y el volumen total entre ambos bloques superó los 109,500.00 millones de euros.

En cuanto al bloque europeo, el acuerdo con los países miembros de Mercosur servirá para eliminar las berreras comerciales y dar facilidades a empresas europeas para la venta de bienes y servicios a los sudamericanos y simplificar esquemas de inversiones; garantizar un acceso sostenible a materias primas, asegurando la seguridad económica y apoyando la transición verde y la transición digital; permitir que la UE y Mercosur definan reglas comerciales globales alineadas con las exigencias europeas; enviar un mensaje firme al mundo en favor de un libre comercio basado en normas y reglas; Integrar aun más las cadenas de valor entre ambas regiones, contribuyendo a la competitividad de ambos regiones en el mercado global; proyectar valores a través de obligaciones sobre comercio y desarrollo sostenible, incluyendo el cambio climático y los derechos laborales.

Para los países sudamericanos el sector agropecuario ha sido, sin embargo, el talón de Aquiles especialmente con Francia, quien en voz del presidente Macron siempre afirmó que en la estructura actual el acuerdo no era viable. Recordemos que los agricultores franceses, quien gozan de subvenciones estatales importantes se ven amenazados por la entrada de productos agrícolas sudamericanos con precios mucho mas bajos, es una de las razones.

Como elemento novedoso en relación con el acuerdo del 2019, la firma incluye un fondo de 1,800 millones de euros para apoyar transición justa verde y digital en los países miembros del Mercosur, como parte de la estrategia europea de Global Gateway”. 

La Unión Europea ha expresado en varias ocasiones su interés que la cooperación entre ambas partes redunde en promover inversiones en el desarrollo de nuevas cadenas de valor forestales sostenibles, ayudar a la adaptación de las micro, pequeñas y medianas empresas, a las mujeres, a pequeños agricultores, a pueblos indígenas y comunidades tradicionales fortalecer capacidades para implementar leyes ambientales y laborales, fomentar inversiones en energías renovables y generación de valor agregado. Entre 2022 y 2024 la inclusión de un instrumento adicional para comprometerse mutuamente con normas medioambientales y anti-deforrestación, así como el avance de la negociación de los otros pilares del acuerdo-cooperación y dialogo político -fue abriendo caminos esperanzadores para lograr el mayor mercado común de la historia, con dialogo político, cooperación tecnológica y ambiental, con normas sociales, laborales y fitosanitarias comunes. Y en relación con la transición verde, con acceso a materias primas críticas, como níquel, cobre, hierro y titanio.

Las idas y venidas en el acuerdo han sido muchas, y en la Cumbre del G20 celebrada en noviembre pasado en Brasil hubo gran expectativa por la conclusión del acuerdo, sin embargo, no se firmó.

Las principales oposiciones

La oposición de los agricultores franceses, irlandeses y polacos, que veían y siguen viendo amenazas a su producción por la competencia de productos generados en los países suramericanos del bloque, con estándares más bajos, fue el talón de Aquiles, paralizando las negociaciones en varias ocasiones. Asimismo, el uso de pesticidas en Suramérica, mismas que son prohibidas en el mercado europeo y la cría de ganado con hormonas, no permitidas en el mercado único siguen siendo los argumentos de mayor peso frente a los consumidores europeos.

Sin embargo, no todo es oposición, la industria automotriz, la química y la vitivinícola están muy a favor del acuerdo y un amplio gripo de países europeos, entre ellos, Alemania y España, lo han impulsado.

Los detractores del acuerdo afirman, a pesar de su complejidad, que se trata “de un acuerdo de intercambio de vehículos, por carne”. Estos grupos siguen con su oposición, a pesar de que fuentes europeas aseguran que no es el mismo mandato que parecía concluido en 2019.

Los europeos quieren ya concluir, especialmente Alemania, afirmando que ha sido un proceso largo y especialmente espinoso en la ultima parte del 2024, motivo por el cual hay que tratarlo con mucho cuidado, en cuanto imponer a los socios sudamericanos estándares unilaterales.

Aunque se ha firmado en Montevideo, el acuerdo tiene que pasar por el consejo de la UE, en donde el bloque opositor, encabezado por Francia y de la mano de Polonia, Irlanda, Austria y Los Países Bajos será la prueba de fuego. No se descarta la abstención de algunos socios europeos como puede ser el caso de Bélgica. También tendrá que contar con el Visto Bueno de los Parlamentos, tanto el europeo como los nacionales. Esto se debe a que se trata de un Acuerdo mixto que involucra comercio e inversiones (campos en donde Bruselas tiene la potestad de decidir) con el dialogo político y la cooperación, que sigue siendo competencia de cada uno de los Estados miembros de la Unión Europea.

Por las razones expuestas y por la experiencia anterior de UE (con América central, por ejemplo), lo mas probable es que la Comisión Europea divida el acuerdo en dos partes: uno comercial, que puede entrar en vigor tan pronto sea aprobado por el Consejo Europeo, sin ser necesaria la unanimidad; y el segundo, de dialogo político y cooperación, que tendrá que pasar por la aprobación de las cámaras nacionales y las regionales.

Importancia del Acuerdo Mercosur UE

El acuerdo de liberalización incluye el 91% de los bienes que los países miembros del Mercosur exportan a la Unión Europea y el 99,7% de lo que el bloque europeo exporta al bloque sudamericano. El 70% de los aranceles europeos serán eliminados tan pronto el acuerdo entre en vigor.

En los próximos diez años los sudamericanos habrán desgravado el 72% de su comercio y los europeos el 92%. En el caso de productos sensibles como carnes, arroz, azúcar, miel y etanol, la UE pone cuotas de entrada y el Mercosur las impone para los productos lácteos, por ejemplo. En cuanto a los vinos, ambos bloques eliminarán en un plazo de 8 años los aranceles para botellas y envases de hasta 5 litros.

Con el esperado cierre del Acuerdo de Asociación con los países del Mercosur, la Unión Europea concluye su amplia red de acuerdos comerciales con todos los países de América Latina. 

En palabras de Ursula Von der Leyen, en este momento geopolítico, la conclusión de esta “alianza única lanza un mensaje poderoso al mundo”.

 

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